El Benito Villamarín y el Celtic Park pueden estar separados por 2.000 kilómetros, pero hay una conexión entre el Real Betis y el Glasgow Celtic que es tan fuerte que ha perdurado a lo largo de los años. Sobre todo, estos conjuntos español y escocés tienen algo muy visible en común: sus colores verde y blanco, poco comunes en el mundo del fútbol.
Hagamos un viaje en la historia, a hace más de un siglo y al mundo de Manuel Ramos Asensio. Criado en Andalucía, fue enviado a aprender inglés a la ciudad de Dumfries, en el suroeste de Escocia, cuando era joven. Desde allí, viajó a menudo a Glasgow para ver jugar al Celtic, y en el proceso hizo varios amigos cercanos en el club.
Después de regresar a Andalucía y jugar un papel importante en los primeros años de existencia del Real Betis a principios del siglo XX, Manuel organizó el envío de telas verdes y blancas a Sevilla cuando el Real Betis necesitaba camisetas nuevas. Antes solían lucir camisetas blanquiazules, pero luego cambiaron a verde y blanco, los colores del equipo escocés favorito de Manuel y también, afortunadamente, los colores de la bandera andaluza.
Para destacar, el Real Betis vestía de verde y blanco a modo de rayas verticales, a diferencia de los aros horizontales del Celta. Sin embargo, en un partido contra el Málaga en 2017, el Real Betis cambió a los aros para un partido único que se jugaría el 28 de febrero.el para marcar el Día de Andalucía‘Día de Andalucía.’
El Celta envió un mensaje de felicitación al Real Betis, recordando su histórica conexión. De hecho, eso fue uno de los muchos mensajes de amistad que los dos clubes han intercambiado a través de las redes sociales en los últimos años. Incluso se han nominado mutuamente para varios desafíos virales en las redes sociales.
A pesar de su larga historia y pedigrí europeo, estos equipos nunca se habían enfrentado en el campo… hasta esta temporada. El primero fue un inolvidable 4-3 de suspenso que vio al conjunto de LaLiga quedarse con la victoria en el Benito Villamarín en la fase de grupos de la Europa League. Esos tres puntos resultaron cruciales en la fase de grupos, con el Betis clasificándose para los octavos de final por delante del Celtic con un partido por disputar. Su segundo encuentro fue otro clásico, una victoria del Celtic por 3-2 en Glasgow que contó con casi 30 tiros a puerta.
Tal encuentro es realmente especial dado lo apasionados que son los fanáticos de estos dos clubes. Sus dos estadios tienen una capacidad casi idéntica, de poco más de 60.000, y ambos pueden llenar casi todos los asientos para cada partido en casa. El ambiente en el Benito Villamarín y el Celtic Park se sitúa fácilmente entre los más especiales de sus respectivas ligas y cualquier ocasión en la que estos dos conjuntos con tanto en común se encuentren sobre el césped es un espectáculo imperdible. Uno que enorgullecería mucho a Manuel Ramos Asensio.
